Ayer vi un muerto y como si nada. Iba yo tan tranquila de
camino a casa, nunca había visto a alguien sin vida, pero es que en este caso
concretamente la persona estaba fríamente tapada con un triste plástico y en el
suelo. Supongo que es el procedimiento reglamentario en estos casos, y es que
no pude evitar no sentir nada. Era todo tan sintético… ¡como si fuera un
hospital! Así se está volviendo la sociedad, ya lo avisaba Aldous Huxley en Un Mundo Feliz con gente tan apartada
del significado de nacer, crecer, envejecer y con ello morir. Señores, hay que
empezar a plantearse en qué nos estamos convirtiendo y hacia qué dirección nos
movemos. No es normal estar tan desligados de la muerte.
Esta mañana estoy viendo las noticias y oigo tropecientas
cifras de gente muerta y como si nada. Es horrible que esté yo misma tan
insensibilizada… ¡Solo son cifras! Así nos lo pintan y así lo creemos. ¿En qué
punto tomamos el camino de la asepsia y la esterilización de los sentimientos?
Así vivimos, huyendo de esta mujer vestida de negro a la que llaman Parca,
tomando pastillas para escapar de su encuentro y del miedo que nos infunde, un
terror que nos han ido labrando desde jóvenes en el cerebro para que seamos más
dependientes de un Estado que “nos deja
ser libres”.