La estabilidad mata la inspiración.

A Juan, 

compañero de aventuras inglesas.

Me beso a mí misma
y me siento extraña.

Me miro en el espejo
y me echo de menos.

Necesitamos a alguien que nos bese
y nos abrace,
que nos haga sentir
que llegamos a un hogar
después de una larga jornada
(y se supone que esa debería ser yo misma).

Pero cae la noche
y estoy sola,
me asomo al balcón de mi alma
y hay un abismo infinito en mi vida.

Decía un amigo:

<<la estabilidad mata la inspiración>>

Hoy inspiro mi vida a flor de piel

y, quizás,  eche de menos

estos días en que las palabras

brotaban de mi pluma,

como un manantial entre la roca fría. 

Obsolescencia femenina.

Me visto con harapos,
es mi forma de olvidar
que existe un hombre para el que arreglarse,
por el que acepto determinados roles.

Para olvidarme de que formo parte
de una sociedad que me provoca aberración.

Para olvidarme de que hay unos patrones de conducta
que seguir si quieres ser aceptada en sociedad.

La divinización de la mujer como objeto de consumo:

                               usar y tirar.

La piel se arruga y deja de valer con el paso del tiempo,
como un juguete roto,
que abandonas por siempre jamás.

La mujer como materia deshechable,
ensalzada en sociedad cuando es capaz de autodañarse,
cuando abandona ideas de liderazgo
y se deja llevar cual veleta al viento:
encrucijada de valores,
vientos poco favorables.

Mundo que no da cabida al entendimiento
ni a la igualdad,
que acepta la esclavitud
y toma por real
valores que te subordinan al paso del tiempo
y de la vida, cargando con un peso que no es el suyo,
que es el que otros han ideado por ella.

Corredor inglés

Temer la alternativa. 

Aurelio Couso Juy

Declararse perfecta y sin problemas

sería mentirse a una misma. 

Elegir la alternativa, en cambio,

resulta aterrador. 

Enfrentarse a una misma, 

cuestionarse, reinventarse... 

Tarea ardua y masoquista,

en la que caigo 

cada domingo por la tarde,

cuando vienen de nuevo a verme

las letanías de protestas

que he grabado en mi cabeza,

salen a pasear por el frío corredor

de esta vieja casa inglesa.

Ya lo decía Gardel

Estamos locos
cada día un poquito más desubicados.
Da igual lo que te tomes,
el dolor sigue fluyendo
de cada centímetro de nuestra piel.

Yo soñé con ser la princesa 
de los cabellos de oro
y la boca de fresa.

Cada vez más testimonios que abruman,
gente obsesa, gente enferma.
Matándose lentamente
en un siglo que no da cabida a la reflexión,
ni a la humanidad, ni al amor.

Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé.

Estamos locos,
vamos desubicados por la calle,
andamos sin rumbo en la vida.
Guardamos pozos de tristeza en nuestro cuerpo
y no hay salida, ya no fluyo como manantial.

Y, sin embargo, fingimos:
todo está en perfecta armonía.
No es nada, se me pasará...

Cementerio inglés.

Ir a sitios que inspiran.
Por ejemplo,
ahora estoy en la frontera de la muerte,
rodeada de tumultos que se funden con la hierba en completa armonía.
Pero los vivos pasan para recordarme la complejidad de la vida.
Oigo sus palabras
y pienso si los muertos que me rodean
han superado la prueba final y, con ella, alcanzado la serenidad y sabiduría que tanto falta en este mundo.

Frame

Sillón de cuero negro.

Serpientes que salen de un cuerpo

que se retuerce

y gime en el sofá.