miércoles, 11 de noviembre de 2015

A tres pisos sobre el cielo.

Ella,
entra en la casa,
vacía y sola.
La casa llena,
el alma seca
ahogada de ruidos y voces
que no quiere oír,
que no quiere ver
que solo soñarse
volando a tres pisos sobre el suelo,
tú y yo a tres pisos sobre el cielo.
¿Sabes qué sensación es?
La de la muerte.

Me sorprendo deleitándome al ver tu trágica calavera desgajada contra el suelo.



Vida

El suicidio está a la orden del día, se disfraza multiforme yendo hacia el mejor postor. El alma se ha puesto en venta, dice que se ha cansado de esta degradación, del inframundo en el que vivimos, de las promesas neoplatónicas, del olor a café por las mañanas, del terrible insomnio por las noches. Del sueño de una noche de verano que nos brindaba paz en sus susurros.
¡Ay vida! Vida, vida, vida mía...
Cuando nos nublas la mente y nos haces odiarte...
¡Ay vida! Vida, vida, vida mía...
No nos abandones en nuestros delirios existenciales.