y el corazón me late a mil por hora.
De pronto, me veo rodeada por
tonos púrpuras que empapan mi piel.
El frío entra en mí como un titán
que me zarandea hasta molerme a palos.
Me dejo guiar por unos pasos en la oscuridad,
los sigo como un loco que busca la cordura,
desesperada, arranco a mordiscos
los gritos del alma y cierro
capítulos en el fondo del recuerdo.
Una cervatilla que danza entre las sombras
y corre presa del olvido.
Una noche oscura con luces violetas
y el corazón me late a mil por hora.
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